Un final inusual
Ariel temerosa y contenta a la vez se acercó cada vez más a la cueva de la temida bruja del mar.
Mientras tanto, esta tendía su telaraña para tratar de atrapar a la bella princesa. Ella se encontraba a sólo unas millas de llegar a su terrible guarida donde aguardaban cosas verdaderamente espantosas.
Al llegar Ariel se sorprendió al ver lo que la bruja le había preparado especialmente por su visita.
Un comité de bienvenida la recibió, le ofrecieron banquetes de comida y música. Ariel gustosa aceptó comer con la bruja y así comenzó todo.
Después de comer y platicar un rato, la bruja decidió preguntarle a la princesa el honor de su visita a ese lugar temido por todos.
La princesa viendo lo amable que se había portado la bruja hasta entonces, decidió decirle por fin a que se debía su estancia por ese lugar.
Le contó como sólo se cuenta a un amiga de la más entera confianza, que se había enamorado de un príncipe, el mas bello existente en la faz de la tierra.
Pero su amor era imposible ya que como dijo la princesa este príncipe no era uno cualquiera que se puede encontrar en el mar y casarse, ¡no! el príncipe en cuestión era nada más y nada menos que un hombre.
Un ser humano sin cola y sin la habilidad para nadar y sumergirse mar adentro, es decir que él por más que quisiera casarse con una sirena, no lo podría hacer ya que el nunca podría vivir dentro del mar junto a ella. Nunca podría tener hijos con él ni criarlos.
Su rostro se llenaba de tristeza mientras le contaba esto a la bruja quien con lástima y tristeza la miraba fijamente sin decir nada.
La bruja decidió ayudarla en todo lo posible con tal de que estuviera junto a su amado, pero a cambio la bruja sólo pedía una cosa ya eran muchos años que vivía sola sin nadie que le acompañara, que le hiciera sentirse bien, querida, ni mucho menos amada. Por lo que le pidió a la joven sirena un esposo para ella que le amara tal y como era con ocho tentáculos y un cuerpo escultural como solo el de ella.
La princesa dudando de encontrar a alguien en lo profundo del mar que aceptara pasar sus días maravillosos en el mar junto a la bruja. Por fin después de tanto pensar aceptó y tomó una pócima que la bruja le preparó especialmente.
Nadó y nadó hacia la superficie, hasta llegar al castillo donde habitaba el príncipe.
Ahí estaba él tocando con su flauta una maravillosa canción de amor y junto a él estaba su perrito, que daba y daba vueltas girando alrededor de él emocionado por las bellas melodías que salían desde lo profundo del corazón del príncipe.
Ariel lo escuchó embelecida por aquella música tan bella, pero entonces cayó en cuenta de lo que iba a hacer.
Tomó el frasco de la pócima y lo colocó en un lado de la roca donde se había puesto el príncipe cuyo nombre por cierto era Erick, sin que él se diera cuenta. El príncipe terminó de tocar y triste por no haber encontrado a su amada se dirigía al castillo cuando notó de pronto que su mascota ladraba sin control cayó en cuenta de lo que había encontrado.
Era la botella de la pócima, se inclino para olerla y la probó. Una sola de sus gotas bastó para que sus piernas se convirtieran en una hermosa aleta de tritón. Eso era lo que era ahora un tritón.
Su reacción no se hizo esperar se alarmó y comenzó a preocuparse pero a la vez estaba asombrado de ver esto, algo nuevo para él que no pensaba siquiera que existiera.
La princesa al verlo como ella se llenó de confianza y valentía para acercársele y presentarse con él.
Ariel entonces emergió del agua, el príncipe se quedó asombrado por verla salir del agua y por la belleza que esta emanaba. Ariel se acercó a él sin decir palabra alguna.
Pronto se encontró a la distancia suficiente para poder hablar con él, y explicarle lo que estaba ocurriendo, cantó la canción que lo había enamorado y en ese instante todo se iluminó para ambos.
Comprendieron que su destino era estar juntos, dentro o fuera del mar, su amor era lo único que importaba. Ahora sólo faltaba una cosa encontrar un esposo para la bruja.
Esto no fue gran problema ya que el mayordomo del príncipe también necesitaba una esposa que lo amara, así que hubo dos grandes bodas.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
FIN
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