Julio es el Séptimo mes del año. En él comienzan las vacaciones de verano. Diciembre es en mes de navidad, el cual sería imposible que alguna rosa pudiese florecer.
19 de diciembre una hermosa y blanca gardenia salió a la luz. La flor iluminaba todo aquello que se acercaba a ella. Nació en un lugar muy frio, muy obscuro, alejado y triste. Lugar al que no pertenecía. Mucho tiempo permaneció ahí sin dejar de brillar; nada pudo opacar su color y la pureza de su olor.
Él la colocó entre las flores más hermosas del jardín. Junto a la gardenia se encontraba un girasol: muy grande y lleno de vida; un clavel lleno de amor y cariño; y muy cerca un rosa, de la cual sobresalía su olor y su color. El jardinero no observó que cerca de la flor se encontraba una hiedra venenosa. Esta robaba el agua por medio de sus raíces; Acabando poco a poco con la luz que le daba vida. Nadie se dio cuenta de lo que ocurría, y así la hermosa planta se fue consumiendo; ni la gardenia se dio cuenta de que su vida fue perdiendo.
La hermosa gardenia fue destruida, sus lindos pétalos fueron atravesados por espinas de dolor y tristeza, marcando cada uno de ellos, su luz se apagó, un hueco vacio quedó. El girasol por siempre se cerró, el clavel de color cambió, la rosa sin olor quedó y el amor de todos se ganó.
Dedicado en memoria de: Julio Acosta Delgado.
Por: Ivonne Rivas.