Nuestra querida escuela inundada!!!

martes, 7 de junio de 2011

La mujer del Tranvía

Ella va en el tranvía, en el primer asiento. Bien sentada, pensando quién sabe qué cosa, distraída, las manos sobre la falda. Se detiene el tranvía como otras veces en el trayecto, pero… esta vez, sube un hombre con aspecto agitado y movimientos rápidos. El ladrón saca una pistola de su abrigo negro y apuntando con ella a todos los pasajeros dice – ¡esto es un asalto!-. De inmediato todos los presentes se alteran e instintivamente levantan las manos ante una gran desesperación. La mujer al ver todo aquello rápidamente se agacha para ocultar su cara. Hacia sus adentros reconoce aquella voz, aquel rostro de ese hombre que ella en el pasado había enviado a la cárcel. El ladrón al parecer no se da dado cuenta de la presencia de aquella mujer y sigue apuntando con su arma. En medio de todo aquel alboroto un hombre, al ver que el ladrón apunta a su hermano pequeño y lo amenaza, piensa en hacerse el héroe. En este momento varias cosas suceden al mismo tiempo, el hombre se lanza al ladrón y le indica a su hermano que corra; la mujer se levanta y jala la palanca para la parada de emergencia y el ladrón dispara su arma.
    La sangre salta a chorros por todo el tranvía y el pequeño hermano de aquel hombre grita con desesperación y miedo. Todos los pasajeros han caído al suelo debido a aquella parada de emergencia y la mujer piensa en salir corriendo, aunque en ese momento el ladrón le ve la cara y debido a la impresión de ver a esa mujer que le hizo pasar 20 años en la cárcel, se detiene en seco y la mirada se le torna roja de ira y venganza. El ladrón se olvida de todo lo demás y persigue a la mujer hasta que la alcanza. Con la pistola en mano la noquea. Ella despierta en un cuarto oscuro, sentada en una silla y con los pies y manos atadas. El ladrón le dice que va a hacer todo lo posible por hacerla sufrir, que ella va a pagar por todos los años que él estuvo en prisión. Por medio de torturas y gritos le saca información sobre su vida y su familia y le dice -gracias-, -eso es todo lo que quería saber-. El ladrón golpea a la mujer con su mano y nuevamente la noquea, ella despierta en su casa, pensando que todo aquello había sido un sueño. Dos meses después todo parece haber vuelto a la normalidad y ella se tranquiliza un poco.
  Un día, 5 meses después de aquel incidente, la mujer ya no siente preocupación alguna, pero mientras va caminado por la calle recibe una llamada, es de su padre, le dice que está acorralado junto con su madre y sus hermanas por un hombre enmascarado que lo apunta con una pistola. Antes de que ella pueda contestar se escucha un fuerte disparo y se cuelga la llamada. En este momento recibe una llamada de un número desconocido cuya voz que dice – te acuerdas de mí, pues espero que sí, porque te has quedado sola y luego vamos a jugar un poco tú y yo-. Ella suelta el celular, el cual cae al suelo rompiéndose al instante. Va a la casa de su padre, todos los vecinos se encuentran ahí y los bomberos terminan de apagar el fuego. Ella entra a la casa, no hay ningún ruido. Va a todos los cuartos de la planta baja, que se encuentran un poco calcinados, pero no encuentra nada y decidida sube por las escaleras al segundo piso. Todo está quemado, no hay rastros de vida. La casa sigue en pie y ella busca por todos lados hasta que entra al cuarto de sus padres. Cinco cadáveres apilados en la esquina del cuarto hacen que la mujer se ponga a gritar y a llorar; solo se pueden distinguir los huesos calcinados. La mujer no puede dejar de gritar y la misma locura la hace salir de la casa y golpear a un vecino sacándole la sangre, entonces los bomberos que siguen ahí la dominan entre todos hasta amarrarle las manos y los pies. Una hora después llega un camión blanco, del cual salen unos doctores que toman a la mujer que sigue gritando y como pueden la meten al vehículo. Al llegar al manicomio meten a la mujer a un cuarto sola en donde ella se cansa de gritar y se pone a llorar todo lo que resta del día.
    Ella al parecer nunca se recuperó de la pérdida que sufrió y pensando que ya estaba bien la dejaron salir del manicomio. A partir de entonces vivió triste, lo único que quería era morir. Dos años después la muchacha se encontró con él ladrón y le pidió que la matara, sólo así, solo quería morir. El ladrón le dijo que él ya no era el mismo, que ya la había perdonado y le pidió perdón de rodillas, entonces la mujer comprendió que lo hacía de corazón y lo perdono, después de eso nunca lo volvió a ver y trato de rehacer su vida, su extrañamente miserable vida.

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